Hola a todos. Os traigo una receta muy deseada...las rosquillas de mi abuela, que están riquísimas!!!
Comenzamos con los ingredientes:
- 3 tacitas de azúcar.
- 3 tacitas de aceite frito.
- 6 huevos.
- 1 kg de harina.
- 3 copitas de anís.
- Ralladura de un limón y un trocito más de cáscara.
- 1 sobre y medio de levadura.
En primer lugar ponemos a freír el aceite con un trocito de cascara de limón para aromatizarlo y una vez frito lo dejamos enfriar.
Batimos los huevos y añadimos el aceite frito y frío.
Mezclamos todo bien y añadimos la ralladura de limón.
Añadimos la levadura. Os pongo también una foto con la cantidad indicada de levadura para cada receta. En este caso, al ser un kilo de harina deberíamos echar dos sobres, pero mi abuela considera que con un sobre y medio es suficiente (jajaja yo tampoco entiendo cómo las abuelas tienen respuesta para todo).
Y volvemos a mezclar todo bien. Como podéis ir viendo, la receta no puede ser más sencilla, simplemente es mezclar bien todos los ingredientes.
Añadimos las copitas de anís de Chinchón. Según mi abuela es el mejor para esta receta, y como es suya...yo no tengo nada que objetar jajaja.
Y por último comenzamos a echar el kilo de harina. Iremos añadiéndolo poco a poco para que no se hagan grumos y podamos trabajar bien la masa. Llegará un punto en el que sí o sí tendremos que meter la mano y mancharnos, porque con la cuchara nos será imposible seguir mezclando.
Cuando la masa tenga ya una buena consistencia y no se pegue mucho a las manos, podemos echarla en la mesa y trabajarla allí, ya que nos resultará muchísimo más fácil.
Una vez terminada nos quedaría algo así. Nosotras le dimos forma de bolita y la dejamos reposar unos 30 minutos.
¡¡¡Y por fin llegó la hora de hacer las rosquillas!!! Es un paso muy divertido en el que nos pueden ayudar los más peques de la casa. Os recomiendo que no las hagáis muy gordas, ya que correríamos el peligro de que se tostaran por fuera y quedaran crudas por dentro. Además al ponerlas a freír aumentan su tamaño.
Como veis, primero hacemos un churrito de masa y después lo cerramos haciendo un poco de hincapié en la zona donde se cierra la rosquilla para que al freír no se nos abran.
Para finalizar las ponemos a freír en abundante aceite caliente (no hirviendo) y dejamos que se doren por los dos lados. Al sacarlas nosotros las pusimos sobre un papel absorbente y las espolvoreamos con una mezcla de azúcar y harina.
Y bueno...este es el resultado final. Os advierto que salen muchísimas pero te pones a repartir y al final te alegras de haber hecho tantas, pero si la cantidad os parece excesiva, siempre podéis hacer la mitad.
Espero que os animéis a hacerlas y me comentéis que os parecen . Es una receta que me hace especial ilusión mostraros porque siempre ha sido nuestro entretenimiento en las tardes de lluvia desde que tengo uso de razón y, además, son de mi maravillosa abuela Elena.
¡¡¡Un besito enorme!!!
Bueno... ¡¡ya vale!! ¿Quieres que engorde más aún? Eres mi perdición.. primero los sobados, ahora estas rosquillas, que son otra de mis perdiciones. Mira que yo no soy muy golosa, me gustan pocas cosas, ¡pero estás acertando de pleno! Jajajaja.
ResponderEliminarNo sabes cuanto me alegro Almudena!!! La verdad es que me da mucha alegría saber que a la gente le gusta lo que escribo por aquí, muchísimas gracias, de verdad. Y en cuanto al engorde...no será para tanto mujer...una o dos no hacen daño y encima más naturales imposible!!!Un beso fuerte y millones de gracias!!!
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